En Zinapécuaro se fabricaban ollas, macetas, cazuelas, platos y vasos, entre otros utensilios, los cuales se hacían de distintos modos, entre estos se encuentra la técnica al negativo, que es una de las que perduran a pesar del tiempo; sin embargo, la industria fue evolucionando y se mejoró la calidad de los artículos. En la actualidad se elaboran artesanías de ornamento, que son ya representativas del lugar.
El proceso con el que se trata la alfarería es totalmente artesanal, la tierra debe ser especial, se tiene que moler o apalear hasta convertirse en polvo, luego se mezcla con agua para darle una consistencia lodosa; se coloca en los moldes y se deja reposar en sombra y a una temperatura media para que se pueda secar bien; después se hace una composición con cobre y greta, principalmente, para posteriormente introducirlo al horno.
La alfarería de Zinapécuaro ya es una marca de origen, ésta protege y da a los artesanos un mayor prestigio; también tiene varios beneficios, como la unificación de los productos y la apertura a los mercados nacional e internacional.
Cabe mencionar que la alfarería del municipio se ha presentado en diversos concursos y exposiciones de cerámica, obteniendo reconocimientos estatales y nacionales. La familia Hernández Cano es de las más representativas en este ámbito, además es una de las pocas que conserva celosamente la técnica de bruñido al negativo.
Los Hernández Cano han trabajado con el gobierno municipal para impartir cursos de alfarería al negativo a familias del municipio, con la finalidad de crear autoempleo que les permita tener expectativas para una mejor calidad de vida, pues este tipo de proyectos han sido primordiales para la administración actual.
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